Las personas que viven con el VIH corren mayor riesgo de enfermedad cardio-vascular (CVD, siglas en inglés) en comparación con la población general, pero controlar los factores de riesgo puede hacer una gran diferencia.

 

Investigadores de Kaiser Permenente Northern California analizaron factores de riesgo de CVD entre personas con y sin VIH. En general ambos grupos tuvieron similares niveles altos de control de riesgo. En general, las personas con VIH tuvieron aproximadamente un riesgo 20% mayor de eventos cardiovasculares. Personas VIH positivas sin factores de riesgo tradicionales de CVD también tuvieron más eventos que sus contrapartes VIH negativos, lo que indica que factores específicos del VIH, como la inflamación, juegan un rol. El riesgo de CVD disminuyó en personas positivas con un buen control de los niveles de lípidos en sangre y diabetes, pero su riesgo se mantuvo elevado aun con la hipertensión bien controlada.

 

Las personas con VIH pueden necesitar supervisión de CVD a niveles más bajos. Un análisis del estudio REPRIEVE confirmó que el cálculo estándar de riesgo de CVD subestima el riesgo para las personas con VIH, especialmente el de las mujeres y las personas negras. REPRIEVE demostró que estatina diaria reduce el riesgo de ataques al corazón, derrame cerebral y otros importantes eventos cardiovasculares en un 35% entre las personas VIH positivas con un riesgo bajo a moderado de CVD, un grupo al que normalmente no se le recetarían estatinas. Basándose en estos resultados, el Departamento de Salud y Servicios Humanos actualizó recientemente sus pautas para recomendar estatinas a personas VIH positivas mayores de 40 años con riesgo de CVD bajo o intermedio.

 

Otro estudio realizado en Haití, mostró que personas VIH positivas con pre-hipertensión, o con presión arterial apenas superior al rango normal, tenían 57% menos de probabilidades de desarrollar hipertensión si recibían un tratamiento temprano con un bloqueador de los canales de calcio. Bajar el umbral para el tratamiento anti-hipertensión para las personas con VIH “puede ser una importante herramienta para la prevención de la enfermedad cardiovascular”, dice Lily Yan, MD, de Weill Cornell Medicine.