Hace 30 años que di positivo en el test de VIH. Me enteré de que tenía el virus al día siguiente de cumplir 22 años, en 1992. El camino desde aquel momento hasta ahora parece toda una vida y también un pestañeo. Así es el envejecimiento.

 

Hace unos años me cuestionaba si debía considerarme un sobreviviente a largo plazo. Bien, me he sacado de encima la mayoría de esas dudas. Vivir 30 años con este virus debería ser suficiente tiempo para que cualquiera pueda sentirse seguro al declararse un sobreviviente a largo plazo. Sin embargo aún titubeo.

 

La distinción que hago es que en realidad no he experimentado los peores aspectos de vivir con el VIH durante tres décadas. No he sido inmune al estigma y la discriminación, pero en relación con mi sufrimiento físico, debo decir que el universo me ha ahorrado los efectos secundarios de los primeros medicamentos contra el VIH y los desafíos como las infecciones oportunistas y el daño mental de perder a todos mis amigos, como les ocurrió a tantos una generación antes de la mía.

 

Por lo que hago propia la frase “sobreviviente a largo plazo” con humildad. Dicho esto, estoy bastante al tanto de lo que significa vivir con el VIH y con movilidad limitada. He tenido problemas en la espalda por décadas. A medida que envejezco estas preocupaciones solo han aumentado. Afortunadamente, aún no necesito un andador ni una silla de ruedas, pero sé que la posibilidad de necesitar esas herramientas no está tan lejos como antes.

 

En esta edición de POZ en Español exploramos el envejecimiento con el VIH. Nuestra nota de portada profundiza en la combinación de vivir con el VIH y con movilidad limitada. La protagonista de nuestra portada, Yolanda Santana, es prueba de que esos obstáculos no tienen por qué impedir que las personas que tienen el virus vivan sus vidas. Haga clic aquí para leer más sobre el apoyo a la inclusión.

 

Otro excelente ejemplo de envejecer con el VIH es Milton García Ninja. El artista, dibujante, voguer, bailarín y coreógrafo de 52 años fue recientemente homenajeado con un Visual AIDS Vanguard Award. Y como nos cuenta, su mayor orgullo es ser un ícono en la Legendary House of Ninja. Haga clic aquí para leer más sobre cómo ha superado el VIH.